viernes, 28 de junio de 2013

Próximamente los cardencheros de Mongolia y Tuva en vivo en Monterrey, Nuevo León, con sus corridos prohibidos altaico siberianos

Escuchábamos cantos de garganta de las estribaciones de las montañas Altai (throat singing) cuando observamos que se dejaba venir, desde el centro de la plaza la luz, un joven con gestos de sabueso que rastrea a su presa. Se detuvo a un lado de nuestro changarro y cómo olfateando, preguntó "Y esa música". Le respondimos: son vocales altaico siberianas o de la República de Tuva, quizás hasta del Altai mongol... No estamos muy seguros pero de por allí. "Es que yo canto eso", a pues yo también, le respondimos, añadiéndole ¿por qué no nos aventamos un palomazo? Ante esta pregunta la respuesta del camarada fue empezar a silbar y cantar en el más puro estilo de canto de garganta altaico siberiano que hayamos escuchado, al tiempo que se colocaba a nuestro lado;  inmediatamente le empezamos a hacer compañía de tal manera que, cantamos, silbamos y gluturaleamos por casi un minuto. Luego, el desconocido comentó que había aprendido por su cuenta y le contestamos que nosotros igual, pero ¡difinitivamente! el era un experto. 
Muy loco encuentro, hace poco conseguimos el disco de un cantante local que interpreta versiones de este tipo de cantos y una vez, en el callejón cultural del barrio antiguo, pasó el compañero camarada Maico y se detuvó ante unas canciones de la República de Tuva que escuchábamos: "Esos son cantos chamánicos siberianos"; es decir, los reconoció. Incluso, hasta quedamos que un año de estos grabaríamos algunos corridos norteños en el estilo throat singing.

jueves, 20 de junio de 2013

Candil de la calle y oscuridad de la casa.


CEMEX participa en la investigación, restauración y administración de sitios arqueológicos de Inglaterra y Egipto; mientras aquí, en el solar nativo, contamina con sus pedreras y se come parte de nuestros cerros. 
¿Por qué no mejor hace devastación ecológica en el extranjero y patrocina investigación y gestión de sitios arqueológicos en el Noreste de México?

miércoles, 19 de junio de 2013

La mejor afición de México para las papitas, la coca y el chicharrón.


México es uno de los países con mayor cantidad de gordos del planeta y la ciudad de Monterrey es una de las ciudades más obesas de México (somos unos gorditos matrushkos). No es raro, por lo tanto, que tengamos el mayor consumo per cápita del mundo de coca cola y hamburguesas, paradigmas socioalimenticios del capitalismo local y global ¡allí te hablan Femsa-Tecnológico de Monterrey! 
Obesidad y mala alimentación explican, en parte, que tengamos una de las mejores aficiones futboleras del mundo con equipos tan mediocres (la segunda mejor afición después de la del River Plate, según medios especializados). Un pueblo sobreexplotado como fuerza de trabajo que no tiene tiempo de ocio ni suficientes recursos para alimentarse bien, sanamente, se hace a la idea de que juega fútbol asistiendo a los estadios, pisteando y comiendo comida chatarra. 
Ahora bien, la contradicción básica de alimentarse mal y ser fanáticos futboleros de alta escuela puede eliminarse comiendo mejor o jugando fútbol en la realidad y no en el imaginario colectivo; si se combinan ambas cosas mejor.

lunes, 17 de junio de 2013

Notitas de fin de milenio próximo pasado. El músiko que ya no toca en este mundo



Viajábamos buscando músicos viejos, de esos que todavía andan en los ranchos y en los pueblos pequeños, de esos que se fueron a la ciudad y nunca se adaptaron o nunca se quisieron hacer famosos. De esos que viven de cuidar chivas y vacas con la tambora, que tumban nopales, tunas y flores palma con el clarinete, que talan árboles y colectan hierbas medicinales cantando a capela, que pasan de la primera a la segunda voz como tán fácil cazan y pescan, que aran la tierra y levantan la cosecha con el bajo sexto, que cuidan enjambres de abejas y astros con el acordeón, que cruzan en un tololoche el Río bravo para trabajar “en lo que caiga”.
Viajábamos, en parte, queriéndonos encontrar y en una casa nublada, llovida, tocamos a la puerta para preguntar por el más viejo de los Prado, el músico errante que llegó de Terán a Linares enseñando a tocar, cantar, y arreglar instrumentos; a veces cambiaba un clarinete por un caballo e incluía de coleada clases de música; otras, enseñaba a hacer alguna tambora, así como las virtudes y defectos de los diversos cueros de animales en dicho artificio de ilusión: que si el de jabalí, que si el de venadita, que si el de borrega, que si del de chivo; que no importa cual cuero escojas para la tambora, siempre es bueno traerla forrada por abajo con piel de coyote, porque la gente en los ranchos a veces quiere que las fiestas duren días de más y eso no se vale, el músico debe descansar o hacer otros quehaceres; tocar sobre el forro de piel de coyote altera la sangre de los nativos, el orden de las cosas materiales: genera pleitos, muertos, quebradera de espejos y botellas. Fin del mitote. 
En fin, tocamos a la puerta y se asomó una anciana medio desconfiada y le preguntamos por el más viejo de los hermanos Prado, el maestro, el casi leyenda, el músico. La vieja nos escuchó, que queríamos entrevistarlo, grabar alguna de sus melodías, hacer un libro, etc. Cuando terminamos de explicar nuestros motivos la mujer simplemente dijo “Él ya no toca en este mundo”.
Nosotros nos miramos sin comprender, debió ser una sorpresa y duda muy grande para ella porque la vieja esposa del filarmónico nos cerró la puerta. Y nos dejó solos, entre la lluvia y las nubes del invierno, acá, en el otro mundo.


miércoles, 12 de junio de 2013

Sistema de navegación aeroespacial

Las hamacas sabaneras-en Colombia y llaneras-en Venezuela se inventaron para que nosotros, los anegados padres afrochichimecas, arruyemos sin mucho esfuerzo a nuestras hijas, en las consteladas noches de la tierra de las montañas azules y koloradas.
Sistema de navegación aeroespacial cuya función de navegación antigravedad sustituye el componente brazos a la hora de arruyar




miércoles, 5 de junio de 2013

Noche Chichimeca

Pasó por nosotros Manuel el Tepehuano para ver y platicar sobre un documental Raramuri en el Tec, Manuel es un duranguense mitad Odhami que conocimos en el Callejón Cultural del Barrio Antiguo. Al regresar de la proyección y diálogo el Tepehuani nos prestó dos cancioneros Kiliwas y Tohono O'odham, libros con discos compactos que tienen grabaciones y traducciones de cantos de las naciones indígenas del Noroeste, una muestra de de las canciones más viejas del norte, entonadas a capela y acompañadas -a lo mucho- con alguna sonaja.

lunes, 3 de junio de 2013

El tren y el avión de Meño

A veces Meño viajaba en ferrocarril a Terán, poco antes de que se extinguieran los trenes de pasajeros en la región. Se subía en San Nicolás, justo en el cruce de la vía a Tampico y la avenida central, en la colonia las Puentes. Pranganón como pocos pronto se hizo amigo de los garroteros, los boleteros y los guardias para que no le cobraran; tenía infinidad de anécdotas sobre la gente de las vías. Decía que el Monterrey-Tampico era su tren y algunos de sus parientes y amigos le creían; cuando la bestia de acero pasaba por ciudad Guadalupe y escuchaban el silbato de la misma afirmaban sus hermanas, hermanos y sobrinos: "Allí va el tren de Manuel". Igual decían cuando el sonido del ferrocarril anunciaba su llegada a la estación de Montemorelos y Terán: "Ya llegó el tren de Manuel". Disfrutaba mucho esa máquina y se resistía a dejarla morir como medio de transporte por eso le creíamos que era uno de sus dueños.
Pero no sólo era posesionario de medios de transporte terrestre también lo era de máquinas aéreas. Una vez nos dijo muy serios bajo el cielo nocturno de la colonia Roble San Nicolás: "Estoy esperando que pase mi avión para poder irme a dormir en paz", ¿Cual avión? le preguntamos intrigados y sinceros, respondió: "El avión que pasa a las 10:30 de la noche, cruza por aquí arriba, antes de aterrizar, en Apodaca, casi nunca falla, es mi reloj y aviso de que es hora de irse a soñar"; al mismo tiempo que nos aclaraba esto describió con un gesto una parte del cielo señalando una trayectoria imaginaria cuando se empezó a escuchar el motor de un jet y luego visualizamos el lucerío de una aeronave que, a toda velocidad, iniciaba el descenso. Parecía que Meño había invocado aquella máquina voladora pero no, sólo se trataba de su avión.