Son autobuses Scania y Mercedes con videocaseteras y
televisores Sony o Hitachi. Carros de fines del milenio pasado o principios del
3000 cuyos acabados interiores están diseñados a imagen y semejanza de los
submarinos nucleares estadounidenses o las naves espaciales de las películas de
ciencia ficción de la década de los 80.
Por cuestiones de mercadotecnia
pertenecen al grupo Senda pero para efectos prácticos todos los conocemos como
Transportes Tamaulipas.Su logotipo es un águila de perfil en rojo y morado
cuyos colores evocan el amanecer y la Sierra Pamorana. El por qué estos colores y figura recuerdan
el sol y ciertos parajes de la sierra, en determinada época del año, permanece
oculto por razones secretas u olvidadas; pero, la idea del dibujo viene de una
pintura rupestre celosamente guardada en las estribaciones de la Sierra de San
Carlos.
El clan dueño y fundador del grupo Senda es originario de un pueblo de
la Cordillera Madre, en el que hasta hace poco, se peregrinaba a ciertas grutas
para bailar y cantar mitote a la manera antigua y se bebía mezcal curado con
peyote porque "había que ser como el agua que corre y el viento que
pasa".
Un Transporte Tamaulipas lo puede abordar -lo mismo- un recolector
de hierbas de las estribaciones que un niño que va a la escuela primaria;
también, un viajero en tránsito que se dirige a tierra Mapuche y Europa o
alguien exiliado en la ciudad de los vientos que regresa a morir en La Paz,
Baja California Sur, vía la Tierra de las Montañas Azules.
Se
dicen muchas historias acerca de dichos autobuses, en esas norteñas tierras; pero
la más conocida es la de "El Tamaulipas Errante" o Tamaulipas
Cerrante.
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